La fundación de Moro Minuterie se remonta a 1974 y es fruto del espíritu emprendedor de Nildo Moro que, junto a su mujer, Donata Pozzan, se dedicó a construir equipos para estampar accesorios metálicos en un establecimiento pequeño de la provincia de Padua.
La empresa, con las intuiciones y las previsiones de Nildo, en pocos años empezó a producir accesorios metálicos recortados y a realizar los primeros ojales y remaches.
A finales de la década de los setenta, la empresa se expandió y empezó a comercializar sus productos en los mercados extranjeros y trasladó su producción a un establecimiento nuevo y más grande ubicado en Camin (Padua).
En la década de los ochenta su hija marta y su futuro marido, Carlo Benedetti, empezaron a trabajar en la empresa. La llegada de nuevos recursos permitió realizar otros productos, tales como ganchos y hebillas, por lo que se amplió enormemente la gama y se afianzó la presencia de la empresa a nivel internacional.
Durante la década de los noventa también la segunda de las hijas, Silvia, decidió seguir los pasos del padre y con su incorporación se consolidó el área comercial.
La empresa compró su inmueble actual de 4000 m2 en el polígono industrial de Padua y se trasladó hasta allí. Ese momento coincidió con el mayor auge de Moro Minuterie que, a corto plazo, duplicó su volumen de negocios y logró penetrar en todos los mercados internacionales ocupando una posición de liderazgo en este sector.